Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Frutas y plantas simbólicas

LA CALABAZA
La calabaza es un símbolo de un renacimiento del inframundo al cielo, que, gracias a sus numerosas semillas, desde la antigüedad ha sido considerada tanto en Occidente como en Oriente el símbolo de la resurrección del muerto. Y de hecho, es precisamente de aquí de donde nació la tradición de la noche de Halloween de vaciar las calabazas, tallarlas con caras terroríficas e iluminarlas gracias a las luces colocadas en su interior. Estos faroles deben colocarse en las rejas de las ventanas o en las esquinas de las calles para representar el regreso de los difuntos en la noche del Año Nuevo celta, en la que se produce una mezcla entre el mundo de los vivos y el mundo del más allá, del que proceden los muertos. El año renacerá, un nuevo rumbo.
En Europa, la forma redondeada de la calabaza se ha relacionado con la forma de la cabeza humana, pensemos en expresiones como "tiene una calabaza pelada" (no tener ni idea), "¡qué calabazada!" para indicar un golpe en la cabeza. La frase “tener poca sal en la calabaza” surge de la antigua práctica de utilizar las calabazas como recipientes para la sal o para decir, por ejemplo, que una persona no es muy inteligente: “es una calabaza vacía”. Otro modismo en italiano: "ella es una calabazota", para indicar una persona muy inteligente. Pero su significado negativo surge porque, a pesar de su gran tamaño y además de ser un poco insípida, no era un fruto muy popular y se pensaba que fuera poco nutritiva. Por eso se ha convertido también en emblema de la nada. A pesar de ello, sin embargo, hay que tener en cuenta que desde el punto de vista nutricional es rico en vitaminas A y C, además de tener semillas con propiedades vermífugas.
Entre los romanos la calabaza era un símbolo de estupidez, necedad y locura. En la Biblia se cuenta cómo Dios hizo crecer una planta de calabaza para dar sombra a Jonás (4, 6-7).


 

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